lunes, 26 de enero de 2015

Un peu d' art contemporary (I)






ARTISTAS CONTEMPORÁNEOS




Hace unos meses que asisto a un curso llevado a cabo por La Térmica sobre ocho artistas contemporáneos, desde noviembre hasta junio, cada mes conocemos un artista, cada uno de diferente campo y presentado por una persona experta en el tema. 
Desde un primer momento me sentí totalmente atraída por este curso, ya que lo que conozco de arte contemporáneo no abarca a tan diversos campos artísticos ni de tanta actualidad. 
Artistas tales como Damien Hirst, Ai WeiWeiJohn BaldessariCindy ShermanBanksy entre otros, son los que componen este curso y de los que pretendo hablar y comentar en diferentes post para que conozcamos un poco más de todos ellos.

Comenzamos...

Sesión 1. DAMIEN HIRTS


Sabemos mucho acerca del artista Damien Hirst pero sobre todo que es un entregado desmesuradamente al llamado capitalismo, es un comprometido con el mismo, siendo su más ferviente admirador. Su arte convertido en fetiche del mercado, estático e inserto en espacios donde el escepticismo y la asepsia los envuelve.


Dentro  de los años ochenta fue uno de los más destacados artistas jóvenes británicos que con sus provocadoras e impactantes obras en poco tiempo se convirtió en una estrella de la crítica en los medios de comunicación. Revalorizando el readymade y llevándolo más allá que artistas tales como Jeff Koons, Hirst lleva la obra al límite donde lo kitsch desaparece y en cambio la ironía, lo grotesco y la provocación son los que dominan el objeto. 



En sus trabajos se crea una línea muy fina entre el objeto inanimado y el ser vivo, Hirst se adentra en lo escabroso del mercado por conseguir comercializar y convertirlo todo en simples beneficios, sus animales son producto transformados en una mercancía de lujo expuesta. 

















El arte de Hirst nos produce terror, repulsión, rechazo y nauseas, mezclado con una sensación de inquietud y fascinación por todo aquello que nos muestra. Sus obras intimidan la sensibilidad del público como también la idea romántica de lo que consideramos arte, aluden al ser monstruoso y monumental de una forma irónica que se encuentra cercano a lo sublime. 

Vemos como en la obra artística se implanta un nuevo orden que ya Walter Benjamin avecinaba; el “aura” perdida será devuelta por el mundo del mercando convertida en un “falso hechizo” en algo implantado por su valor económico más que por el artístico. Es una falsa “aura” ya que se hace pasar por ella y en el valor de consumo se convierte en el ganador frente a otros valores propios de una obra. Así y de una forma desgarradora el arte se convierte en el gran negocio.


Tanto al hablar de sus animales despedazados colocados en vitrinas, como el llamativo tiburón llamado La imposibilidad física de la muerte en la mente de algo vivo, valorado en diez millones de dólares, sus pinturas gigantes o butterflies; como de su famosa calavera repleta de diamantes conocida como Por el amor de Dios, nuestra pregunta puede ser repetida en más de una ocasión ¿Realmente esto puede ser considerado como arte? Pero para esta pregunta no existe una respuesta clave, no está en nuestra mano juzgar el arte, porque el arte ya lo hace por sí mismo.