martes, 27 de mayo de 2014

Désobéir pour vivre...







"El Estado nunca se enfrenta voluntariamente con la conciencia intelectual o moral de un hombre sino con su cuerpo, con sus sentidos. No se arma de honradez o de inteligencia sino que recurre a la simple fuerza física. Yo no he nacido para ser violentado". H. D. Thoreau








Si Thoreau echase un vistazo...

Esa frase aparece en mi pensamiento cada vez que me adentro en algún libro de Thoreau. Durante esta ajetreada semana previa a las elecciones, consultando alguno de los programas ha sido casi imposible no recordar a este pensador. En su mayoría de escritos nos plantea una forma de vida  que incluso hoy día nos resulta “radical”. Considerado por muchos como un “loco solitario”, Thoreau se atrevió a ir en otra dirección, una totalmente opuesta a la convencional. Comenzó su vida desde la ideología preferente, llevó una vida común, terminó sus estudios en la universidad de Harvard, pero poco a poco fue descubriendo que su lugar, la vida que quería vivir no era aquella, la habitual y usual, la que comúnmente vivía todo el mundo. Una en la que el pensamiento crítico, la naturaleza como una necesidad y la realización del ser humano quedaban ya no en un segundo plano, sino que resultaba casi revolucionario pensar en que todo ello tenía cavidad en el día a día del hombre.


Inmersos en una época de cambios en donde la idea de progreso, conquista y explotación era lo que dominaba la mente del hombre ambicioso, Thoreau puso en duda todo este planteamiento abogando por el valor de pensar por uno mismo, donde la persona con conocimientos críticos sepa evaluar la situación y denunciar todo aquello que le parezca incoherente en pos de llegar a crear una sociedad donde el valor del conocimiento, el contacto con la naturaleza y la defensa de la dignidad y los derechos del ser humano estén por encima de todas las demás leyes. 
“Hay leyes injustas: ¿nos contentaremos con obedecerlas o intentaremos corregirlas y las obedeceremos hasta conseguirlo? ¿O las transgrediremos desde ahora mismo? Bajo un gobierno como este nuestro muchos creen que deben esperar hasta convencer a la mayoría de la necesidad de alterarlo.  Creen que si opusieran resistencia, el remedio sería peor que la enfermedad”
Thoreau fue consecuente con sus ideales y su cometido, por ello, el 4 de julio de 1845 se trasladó a Walden Pond a una cabaña construida por él mismo, donde se dispuso a vivir plenamente y a hacer elogio de la pereza. En este lugar Thoreau vivió solitariamente en su cabaña durante dos meses, se autoabastecía con el cultivo de sus propios alimentos, mientras disfrutaba del placer del contacto directo con la naturaleza. No dependía de ninguna institución establecida, del trabajo de otros, ni de nadie más ajeno a él mismo. Así de esta manera Thoreau llevaba a cabo una vida autosuficiente en donde el centro de ella era trabajar lo necesario y explorar, descubrir, deleitarse de todo lo que le rodeaba a la vez que escribía sobre ello. Se expresaba con total libertad sobre cualquier tema, sus notas se encuentran repletas de discursos sobre los placeres sencillos que se encuentran en el medio natural y la experiencia que todo ello conlleva de convivencia, como también apuntes relativos a temas políticos, jurídicos y sociales.
"Yo creo que debiéramos ser hombres primero y ciudadanos después. Lo deseable no es cultivar el respeto por la ley, sino por la justicia"
Día tras día Thoreau iba llenando sus páginas de pensamientos y reflexiones sobre muy diversos aspectos, libros como Walden, Caminar, Apología del Capitan John Brown, Una vida sin principios, Desovediencia Civil, etc. en los que perseguía una forma de vivir y pensar muy distinta y por ello contraría a la que albergaba el ciudadano de a pie en ese momento. 
"Todos los hombres reconocen el derecho a la revolución, es decir, el derecho a negar su lealtad y a oponerse al gobierno cuando su tiranía o su ineficacia sean desmesuradas e insoportables"
En medio de toda la escena de conquista, de casi a las puertas de la Guerra de Secesión, Thoreau nos increpa con sus escritos sobre el deber y la obligación de desobedecer aquellas leyes y dictámenes que van en contra de los derechos del hombre y de la libertad, que el Estado estaba defendiendo y apoyando entre los que se encontraban tanto la legitimación de la esclavitud como su expansión y el anhelo por perseguir una guerra o "intervención" contra México, entre otros. Tal fue su oposición al gobierno que llegó a ser encarcelado por negarse a pagar impuestos, ya que como nos cuenta Thoreau "No puedo reconocer ni por un instante que esa organización política sea «mi» gobierno y al mismo tiempo el gobierno «de los esclavos»" 

"No podía hacer otra cosa que sonreír al ver con qué esfuerzo me cerraban la puerta, mientras mis pensamientos los seguían fuera de allí sin obstáculo ni impedimento, cuando eran «ellos» los únicos peligrosos" 
Con todo ello Thoreau nos apela a pensar y a ser consecuentes con nuestro pensamiento, rechazando todo ello que vaya en contra de los principios del ser humano. Propone una forma de movilización inteligente, sin alarmes ni violencia, de manera que poco a poco con pequeños gestos la minoría se libere, como él expone "Una minoría no tiene ningún poder mientras se aviene a la voluntad de la mayoría: en ese caso ni siquiera es una minoría. Pero cuando se opone con todas sus fuerzas, es imparable"

"¿Por qué tenemos siempre que crucificar a Cristo y excomulgar a Copérnico y Lutero, y declarar rebeldes a Washington y Franklin?"
Yo creo que si Thoreau echase un vistazo, si leyese el periódico o encendiera la televisión y ojease todo lo que ocurre hoy día se volvería a ir a su cabaña de Walden Pon. Pocas cosas han cambiado desde entonces, sus textos y pensamientos hoy aun serían considerados revolucionarios y fanáticos y es que parece que no somos muy buenos pensadores ni reflexivos, en nuestra cabeza caben muy pocos pensamientos y estamos acostumbrados a que piensen por nosotros. ¿Seríamos lo suficientes consecuentes como para actuar acorde a lo que pensamos realmente? Seguiremos esperando que alguien nos solucione la vida, que todo este desastre desaparezca sin más, cosa que sabemos no sucederá. 
"Miles de persona están, «en teoría», en contra de la esclavitud y la guerra, pero de hecho no hacen nada por acabar con ellas […] se sientan con las manos en los bolsillos y dicen que no saben qué hacer, y no hacen nada"
Thoreau nos increpa, nos propone pensar en un tiempo en donde ser coherente, honestos y críticos es casi un desafío. Pero aparte de todo ello es un mensaje de ánimo y de ambición por pensar que otra forma de vivir es posible a la impuesta. 
¿Una democracia, tal como la entendemos, es el último logro posible en materia de gobierno? ¿No es posible dar un paso adelante tendente a reconocer y organizar los derechos del hombre? Jamás habrá un Estado realmente libre y culto hasta que no reconozca al individuo como independiente.