jueves, 3 de octubre de 2013

Femmes et animaux, créatures sans droits (II): animaux en captivité.

"[...]Nunca debe dar un respingo por nada que vea, ni hablar con otros caballos, ni morder , ni dar coces, ni tener voluntad propia alguna, sino que debe siempre obedecer la voluntad de su amo, aunque esté muy hambriento o cansado". Anna Sewell, Belleza negra.
 “Aquí reposan los restos de una criatura que fue bella sin vanidad, fuerte sin insolencia, valiente sin ferocidad y tuvo todas las virtudes del hombre y ninguno de sus defectos”.
Lord Byron, epitafio para su perro.
  “A los animales, que hemos vuelto nuestros esclavos, no nos gusta considerarlos nuestros iguales.” Charles Darwin.




Fieles, sabios, valientes, simpáticos, dulces, son muchos calificativos que hacen referencia a nuestros acompañantes y buenos amigos, siempre vigentes a lo largo de la historia. Muy presentes en la vida del ser humano y en la historia del arte, como podemos comprobar en la gran producción artística. Los animales, han sido símbolos de vicios y virtudes tanto masculinos como femeninos. Esta iconografía animal se encontraba  recogida en los llamados Libros de Emblemas o Fabularios, en ellos a cada animal se le designa una forma de representación y sus correspondientes atributos que le denominan. El perro suele representarse como símbolo de fidelidad a su amo, de guardián o vigilante de los lugares sagrados, o en otras ocasiones encarna, dentro de los siete pecados capitales, la envidia, ya que según los naturalistas, lo quería todo para si, sobre todo cuando se trataba de comida.


















Durante este periodo victoriano las obras de la autora Rosa Bonheur fueron muy aclamadas y populares cuya temática  estaba dedicada por completo al mundo animal. El fervor por los animales en Inglaterra fue muy destacado. Las "mascotitas" así llamadas por la reina Victoria constituían un referente de valores y virtudes femeninas. Se equiparaba la domesticidad del animal con la feminidad domesticada; la mujer dócil como un animalito manso que atiende a las normas dictadas por sus dominantes. Enjauladas como un pajarito; buenas, fieles y obedientes como un perrito y trabajadoras y laboriosas como un burrito.


Pero Rosa Bonheur quería establecer una nueva forma de ver al animal y a la mujer; quería dotar de libertad a ambos y expresar sentimientos de voluntad e independencia. 
Sus obras fueron alabadas por una amplio público, incluso por la reina. El tema de sus obras llevaron a diversos planteamientos sobre la vida y  los derechos de los animales, al igual que sobre sus abusos, como era el caso de la vivisección. 





De esta forma se empezaron a crear frentes y grupos feneminos que alzaban su voz a favor de la defensa de los animales. A la vez que estas mujeres luchaban por mejorar la calidad de los más indefensos, también estaban combatiendo por algo más, como eran sus propios derechos. 





En diversos campos, como era la ciencia médica, muchas de las técnicas y procedimientos que se empleaban con animales eran utilizadas también en mujeres, como podemos ver en los casos de la práctica ginecológica. Auténticos horrores que nos apunta la doctora Elizabeth Blackwell, a la hora de realizar castraciones y operaciones. Esto es otro incentivo que nos explica cómo las mujeres llegaban a identificarse hasta tal punto con sus semejantes animales. 

Junto a estos movimientos hubo otro fenómeno que rompió con aquellos prejuicios a la hora de reconocer los derechos de los animales. La novela llamada Belleza negra (Black Beauty), 1877, de Anna Sewell nos muestra en primera persona la vida de un caballo, cuenta su día tras día, su trabajo y la obligación que poco a poco sus amos les irá dictando. Nos habla de cómo se encuentra a merced de sus dueños, no tiene derecho a hacer nada por sí mismo, es propiedad de otros, su vida está a cuenta de quien disponga. 


Fue muy popular e impactante, aclamada y criticada, pero lo que sí podremos decir es que gracias a mujeres como Anna Sewell, Rosa Bohneur, entre otras muchas, al igual que los distintos grupos en defensa de los animales, se comenzó un debate por dotar de dignidad y derechos a aquellos callados y olvidados: nuestros compañeros. 
Después de todo "la cuestión de los derechos de los animales era en realidad una cuestión de derechos humanos". 




Fuentes:  CHADWICK, W., Mujer, arte y sociedad. Barcelona, Destino, 1992. SEWELL, A., Belleza negra. Cuba, Gente Nueva, 2012.
Para saber más del tema, conocer otros autores, y poder comentar y compartr conocimiento os dejo esta página: https://www.facebook.com/pages/%C3%80-coeur-ouvert/567176060004147

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